Lean UX

Metodología Lean UX
¿Estás pensando en montar tu propio negocio online? ¿Necesitas mejorar tu aplicación o web? ¿Estás pensando en introducir un nuevo producto o servicio en tu empresa? Cuando un emprendedor se plantea estas preguntas, siempre tiene la duda de si estos cambios o nuevos productos le serán rentables, pues tiene que asumir un riesgo de inversión de tiempo y/o dinero. Sin embargo, este riesgo no tiene por qué ser tan alto como se espera, si conseguimos validar la idea desde el principio a través de pequeños experimentos. Para ello nace la metodología Lean UX.
Sin embargo, para comenzar a entender qué es Lean UX o UX Lean, primero se debe tener claro cuál es uno de sus pilares básicos: El design thinking.
Cuando hablamos de Design Thinking hablamos de tener un pensamiento de diseño para analizar algo con el objetivo de encontrar una solución. En otras palabras, pensar como lo haría un diseñador. Es una metodología que nos lleva, desde la empatía con el cliente, hasta el lanzamiento del producto y siempre teniendo al usuario como el centro de atención.
Qué es Lean UX
Es una metodología ágil cuyo proceso está basado en el feedback: Construir–Medir -Aprender. Esta metodología nos permite crear un nuevo proyecto o mejorar uno ya existente, siempre con la idea de satisfacer las necesidades del usuario de una forma rápida y eficiente. Esta metodología se basa en la filosofía Lean Startup de creación de empresas.
Cuando hablamos de usabilidad en un producto digital, se considera que esto va mucho más allá de lo puramente visual… no nos sirve de nada tener una web con una interfaz impecable, dónde sea muy fácil navegar, si nuestro producto o servicio no está alineado con las necesidades de nuestros usuarios. La metodología Lean UX empieza, por lo tanto, en las fases iniciales del diseño del producto o servicio.
Fases de Lean UX
Para comenzar el proceso hay que tener claro que lo que se va a perseguir con esta metodología es lograr un producto mínimo viable, que aporte gran valor a los usuarios. Siempre perseguiremos satisfacer a los clientes y que las funcionalidades que desarrollemos le aporten valor real.
En una primera fase, debemos reunir toda la documentación necesaria: sobre la empresa, sobre el usuario y sobre el contexto. Una vez que hemos recopilado toda esta información y la hemos analizado, se lanzará una propuesta de valor. Esta propuesta es una declaración de supuestos, es decir, una hipótesis que deberemos validar. Una vez lanzada la hipótesis, se creará un producto mínimo viable que puede plasmarse, perfectamente, en un boceto hecho a lápiz sobre un folio que se le proporciona al cliente para que interactúe con él y nos dé su opinión al respecto. A partir de ahí, obtenemos un feedback que nos proporciona información y que podemos dar por validada. Esta validación se traslada a la ejecución definitiva o realizamos una nueva declaración de supuestos e hipótesis.
La filosofía Lean UX es un proceso iterativo, basado en el Build-Measure-Learn, es decir: construir, medir, aprender. Se trata de sacar conclusiones basándonos en los usuarios reales que usan (o que van a usar) el producto/servicio. Si desde el primer momento el usuario no «aprueba» el producto, es más barato pivotar y volver a iniciar el proceso. Es decir, la metodología Lean UX nos permite «equivocarnos» en estadios muy precoces, cuando aún es muy barato reconducir la idea.
Ciclo iterativo de proceso Lean Ux. Fuente: DepositPhotos.
El autor del libro LEAN UX en español: Cómo aplicar los principios Lean a la mejora de la experiencia de usuario, Jeff Gothelf, nos aclara lo que busca el Lean UX: “En vez de construir algo que asumes que debe funcionar, creas una hipótesis de algo que podría funcionar, luego creas la forma más rápida para validar o invalidar lo anterior”.
Imaginemos, por ejemplo, que somos un emprendedor que tiene una idea de lanzar una escuela de hostelería online: con cientos de cursos en vídeo, profesores de renombre y con una tienda online para comprar los utensilios de cocina necesarios. Esta idea no es nada “lean”, pues requiere de mucha inversión de tiempo y dinero para llevarla a cabo, lo que implica un riesgo muy alto para el inversor. ¿Cómo podemos minimizar este riesgo?
Bajo la metodología Lean UX, deberemos lanzar un producto mínimo viable: podría ser la creación de un canal de YouTube en el que se comparta tutoriales de cocina profesional con el fin de validar la hipótesis de que habría usuarios interesados en estos cursos. El coste sería mínimo y si conseguimos captar un determinado número de seguidores, habremos validado la idea. Si no se captan suscriptores, hay que volver a lanzar una nueva hipótesis. De este primer producto mínimo viable, podemos sacar información de nuestros usuarios, conocer su perfil o sus intereses… por ejemplo: ¿el formato es el correcto? ¿qué tipo de cursos les interesa?
Una vez que hemos validado esta primera hipótesis y hemos obtenido información sobre los usuarios a través del canal de YouTube, podremos lanzar la siguiente hipótesis que podría ser: “Los usuarios estarían interesados en pagar una cuota mensual por recibir cursos de repostería profesional”. Así pues, el siguiente paso sería crear un «Membership Site» sobre repostería en los que el usuario tuviera que pagar una mensualidad para acceder a un listado de cursos. Una vez llegados a este punto, podremos hablar de usabilidad de la aplicación o sitio web.
Lo importante en todas las fases es validar las ideas a través de datos, analizando el comportamiento del usuario y tratando de conocer mejor sus necesidades reales, para ir virando nuestro producto/servicio según sean estas.
Creando un prototipo para presentar a los usuarios. Imagen: DepositPhotos.
Imaginemos que vamos a crear el Membership site del que hablábamos. Ahora toca que el sitio sea fácil de usar para el usuario. El primer paso sería lanzar un prototipo de baja fidelidad (sketch), para conocer cómo el usuario se moverá por la web. El prototipo será en sí mismo una nueva hipótesis y para validarla le deberemos presentar este “boceto” a una muestra de usuarios potenciales: ¿qué echan en falta? ¿se suscriben correctamente al sitio? ¿es fácil para ellos moverse a través de las secciones? De este experimento con usuarios reales sacaremos las conclusiones y correcciones necesarias para seguir con la siguiente fase: la creación de un prototipo de alta fidelidad.
El contacto continuo con los usuarios hará que podamos adaptarnos a sus necesidades reales y obtener un producto a medida para ellos, lo que nos permitirá un crecimiento continuo y, sobre todo, con una inversión mínima.
Caso de éxito basado en la metodología Lean UX
Para entender mejor cómo se trabaja desde el principio con la metodología Lean UX, existe el caso de éxito de Airbnb. Es un caso que se ha estudiado en numerosas escuelas de negocios y que demuestra cómo un pequeño cambio puede modificar la conducta de los usuarios.
Airbnb nace como proyecto en el año 2006-2007, de la mano de sus fundadores, Joey y Brian que se encontraban en la ciudad de San Francisco. Ambos tenían dificultades para pagar su alquiler, ya que la demanda hotelera de la ciudad era muy alta, llegando a estar, prácticamente, las habitaciones cubiertas siempre, debido a las ferias tecnológicas que sucedían allí. Un día, decidieron ofrecer en alquiler un espacio para dormir, sirviendo, además, un desayuno, ofreciendo así una opción para dormir en otra casa.
De ahí, nace un pequeño sitio web llamado airbandbreakfast.com vinculado a un blog publicando la habitación y un mapa de ubicación.
A partir de ahí, comienza la fase de hipótesis: yo creo que la gente estaría dispuesta a dormir en casa de desconocidos a cambio de pagar una cuantía de dinero. Teniendo en cuenta, también, la dificultad que hay al reservar plazas hoteleras.
A partir de esa hipótesis y su validación, empiezan a crecer como empresa, hasta que alrededor del 2008-2009 advierten el incremento de ganancias, pero no así su crecimiento, por lo que plantean una nueva hipótesis: los usuarios no convierten porque las fotografías de las habitaciones o los lugares donde van a dormir, no son muy buenas, no son atractivas. A raíz de esta hipótesis, deciden contratar a un fotógrafo e ir, de puerta en puerta, por todas las casas dadas de alta en Nueva York para que el fotógrafo tomase fotografías de calidad.
Una semana después empezaron a crecer y a tener gran cantidad de reservas y nuevos inversores consiguiendo, al fin, crecer tal y como lo han hecho con los resultados que conocemos en la actualidad. El crecimiento de la empresa fue gracias al cambio de las fotografías.
Este ejemplo de caso de éxito hace que nos demos cuenta que el contacto continuo con los usuarios hará que podamos adaptarnos a sus necesidades reales y obtener un producto a medida para ellos, lo que nos permitirá un crecimiento continuo y, sobre todo, con una inversión mínima.